Nuestro mundo social, familiar y aun escolar favorece la dimensión exterior en detrimento de la interior. Por ello, tendemos a sobrecargar de estímulos pesados a nuestros hijo."Tanto en el colegio como en casa, transitan de una labor a otra sin descanso y sin detenerse a reflexionar.¡Todos sus espacios internos se encuentran ocupados!", lamenta el experto en pedagogía Jacques de Coulon.
En consecuencia, cada vez mas pequeños sufren de problemas de concentración y son vulnerables a cualquier tipo de dependencias.
Cuando se valen en exceso del exterior, no pueden desenvolverse en espacios mas profundos."Esto no es una abstracción sino una realidad y una necesidad. Enseñar al niño a estar consigo mismo sin aburrirse ni angustiarse, le permite imaginar,experimentar, razonar y aprender", argumenta el experto.
90% de las materias, se olvida de fomentar la creatividad. Entonces, corresponde a los papas por ver por su desarrollo interno.
Y ¿Como podemos enseñarles a escucharse, para posteriormente puedan escucharnos?
1.- Dar el ejemplo: Para que nuestros hijos puedan gozan de los momentos de calma, de silencio o de las actividades que engrandecen su espíritu como leer, caminar, pintar, escuchar música o estar en silencio, es indispensable que sus padres lo practiquen y que sientan placer al hacerlo y tomarse su tiempo para enseñarles a a conocer sus sentimientos y esto lo podemos hacer de una manera muy sencilla a travez del juego.
2.- Conocerse a si mismos: "Cuando apartamos de nosotros las emociones, habitamos fuera de nuestro cuerpo",asegura de Coulon. "En clase o cuando están frente a la computadora, los chicos suelen ejercitar su mente, pero se alejan de aquello que percibe su organismo" añade. ¿Cual es la consecuencia? El aprendizaje es superficial, pues solo se da a nivel intelectual.Por eso hay que proponerles juegos o ejercicios que permitan la reflexión efectiva. Al entrar regularmente en contacto con sus impresiones corporales, el niño comenzara a conocerse y a pensarse como un sujeto y a tener autoconfianza.
3.- Agudizar su imaginación: Llevar acabo actividades como recrear en la memoria un cuanto con los ojos cerrados, disfrezarse o intentar escuchar una pieza musical hacen del niño un creador de visiones y universos y no nada mas un simple consumidor de diversiones. Recurrir a la creatividad le permite escapar del aburrimiento de la angustia o de la soledad. Por lo tanto, el pequeño se vuelve menos vulnerable a las dependencias.
4.- Dejarlos relajarse: en el siglo XXVI, el filosofo Michael de Montaigne afirmaba que no hacer nada es la mas ilustre de las ocupaciones. Los infantes sufren de una gran presión por parte de la sociedad y de sus padres... "Dicha tensión genera una gran depresión", previene Jacques de Coulon, quien recuerda que para construirse a si mismo y ganar autonomía, los pequeños tienen una necesidad vital de inactividad. Es a sus padres a quienes corresponde atiborrarlos de proyectos, tareas, distracciones y responsabilidades escolares y culturales, sin llegar al extremo.
Follovw @Psic_LillianRS
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