Hasta los cinco años los niños viven en un mundo donde la realidad y la fantasía conviven en un mismo plano, por eso es posible que los seres imaginarios de los cuentos, los ratones de los dientes y los regalos de Navidad crucen de una dimensión a otra sin problema.
De la misma forma, la mentira, entendida como una acción premeditada para obtener un beneficio, no existe para los más pequeños, y mucho menos la noción de lo correcto, lo bueno o lo malo que resulta mentir.
Pero ¿cuándo aterriza el mundo de la fantasía en la mentira? En la segunda infancia, que va de los 6 a los 11 años los niños ya razonan sobre las mentiras y pueden diferenciar lo cierto de lo falso, pero no lo correcto de lo inapropiado.
En esta etapa es crucial que los padres pongan atención en lo que sus hijos les cuentan para ayudarlos a confrontar su percepción contra la realidad y las consecuencias de alterar hechos concretos.
LOS NIÑOS MIENTEN PORQUE:
- Se sienten inseguros.
- Buscan la aceptación de sus padres.
- Buscan la aprobación de sus compañeros.
- Sienten miedo.
- Encubren a alguien.
- Imitan a sus padres.
Por otro lado, cuando los padres piden a sus hijos que mientan con frases como “No le vayas a decir a nadie lo que pasó” o “dile a tu maestra que faltaste porque te enfermaste”, hacen que la mentira se vuelva parte de la vida del niño, pero los pequeños todavía carecen de la capacidad para distinguir entre una mentira “piadosa” o intrascendente, de una mentira que lo llevará a ser una persona deshonesta.
Mentir es una habilidad cognitiva del ser humano para garantizar su supervivencia, algo parecido a lo que los camaleones hacen cuando se mimetizan, pero es importante que los niños sepan que esta conducta puede volverse peligrosa cuando:
1) Pierden la confianza de los demás.
2) Sufren el rechazo y el aislamiento como consecuencia de sus mentiras.
3) Dejan de ser tomados en serio o pierden credibilidad.
4) Pierden su propia identidad.
De acuerdo con una encuesta realizada por Consulta Mitofsky en 2007 sobre la mentira en México, se desprenden algunos datos interesantes para la reflexión:
- Los mexicanos nos consideramos poco mentirosos. Sin embargo, 9 de cada 10 hombres aceptó que mentía contra 8 de cada 10 mujeres que dieron la misma respuesta.
- En cuanto al número de mentiras por día, los hombres promediaron un total de 4.2, por solamente 3 de las mujeres.
- Un 20% de los estudiantes encuestados afirmaron ser muy mentirosos, en contraste con las amas de casa, sector más “honesto” de la sociedad, con sólo el 5% de integrantes que se consideran muy mentirosas.
- Frente a la pregunta de a quién se le miente, los amigos resultaron ser las principales víctimas con un 61.5%; en segundo lugar esta la pareja con 34.9%.
- Dentro de las tres principales razones para mentir destacan: la necesidad, la conveniencia y el afán de evitar conflictos.
TIPS
No juzgue al niño pero tampoco festeje sus mentiras.
Utilice las fantasías o las mentiras de los niños para saber más acerca de ellos e identificar otros problemas de fondo. Identificar las mentiras permite intervenir en la búsqueda de soluciones.
Todas las personas decimos alrededor de una mentira diaria ¿por qué los niños estarían exentos si es una de las habilidades cognitivas más que el ser humano ha desarrollado en su proceso evolutivo? Porque la mentira es una conducta que nos aleja de la honestidad, uno de los valores fundamentales de la convivencia humana.
“El mentiroso se miente a sí miso, y quien se miente así mismo no sabe quién es o qué es”.
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