
ADOLESCENTES Y DIVORCIO
Revisado por:
Michelle New
. Guia infantil
Para muchas
personas, el divorcio de sus padres supone un punto de inflexión en sus vidas,
sin importar si se produjo hace años o está sucediendo ahora mismo.
Hoy en día,
aproximadamente la mitad de los matrimonios que se celebran en los Estados
Unidos termina en divorcio, por lo que muchos niños y adolescentes tienen que
atravesar esta situación. No obstante, si te ocurre a ti, es posible que te
sientas muy solo y que no estés seguro de lo que significa.
Puede parecer
duro, pero es posible superar un divorcio y llevar una vida familiar feliz a
pesar de los cambios que el divorcio pueda suponer.
¿Por qué se
divorcian mis padres?
Existen muchos
motivos por los que los padres se divorcian. En general, el divorcio se produce
cuando las parejas sienten que ya no pueden vivir juntas debido a las peleas o
el enojo, o porque el amor que sentían el uno por el otro cuando se casaron ha
cambiado. El divorcio también puede deberse a que uno de los padres se ha
enamorado de otra persona y, en algunos casos, a problemas serios como el
alcoholismo, los malos tratos o problemas con el juego. A veces nada malo
sucede, sino que los padres deciden simplemente vivir separados.
¿Sabías que es
muy común que los adolescentes se crean de algún modo culpables del divorcio de
sus padres? No olvides que la decisión de tus padres de separarse tiene que ver
con problemas entre ellos y no con algo que tú hayas o no hayas hecho.
Algunos adolescentes
se sienten culpables de lo que pasó o desearían haber podido evitar discusiones
colaborando más con su familia, comportándose mejor u obteniendo mejores
calificaciones en la escuela. Pero la separación y el divorcio son el resultado
de los problemas que surgen en la pareja, no de los problemas que los padres
tienen con los hijos. Las decisiones que toman los adultos sobre el divorcio
son solamente suyas.
Si tus padres
se están divorciando, es posible que tengas muchos sentimientos diferentes o
que tus emociones cambien con frecuencia también. Tal vez te sientas agotado,
enfadado, decepcionado o triste. Es posible que desees proteger a uno de tus
padres o que culpes a uno de
ellos de la
situación. Quizá te sientas abandonado, preocupado, culpable o con miedo, o tal
vez aliviado, en especial si había mucha tensión o peleas en el hogar. Estos
sentimientos son normales y seguramente te ayudará hablar sobre ellos con un
amigo, un familiar o un adulto de confianza.
¿Cómo cambiará
mi vida tras el divorcio?
Según tu
situación en particular, es posible que tengas que adaptarte a muchos cambios.
Por ejemplo, es posible que tengas que mudarte, cambiar de escuela, pasar
tiempo con tus padres por separado y, posiblemente, hacer frente a los
sentimientos mutuos de antipatía entre tus padres.
Tus padres
podrían ir a juicio para determinar quién se queda con tu custodia. Podrías
terminar viviendo con uno de ellos la mayor parte del tiempo y visitar al otro,
o tal vez tus padres dividan equitativamente el tiempo que pasan contigo. Al
principio, esto significa que quizá debas ser flexible y que probablemente
tengas que sortear más dificultades por un tiempo.
Algunos
adolescentes tienen que viajar entre los lugares de residencia de sus padres y
eso puede plantearles algunos problemas, tanto desde el punto de vista social
como desde el punto de vista práctico. Pero, con el tiempo, crearás una nueva
rutina que funcionará para todos. Normalmente, completar los trámites de la
custodia lleva un tiempo. Esto permite que todos los miembros de la familia
tengan tiempo para adaptarse a los grandes cambios y que descubran juntos qué
es lo que funciona mejor.
La situación
económica de tus padres también puede verse afectada. El padre que no trabajaba
mientras estaba casado quizá tenga ahora la necesidad de buscar trabajo para
poder pagar el alquiler o la hipoteca. Esta situación podría generarle
entusiasmo, pero también nerviosismo o presión por su situación financiera. El
divorcio también implica gastos, desde los honorarios de los abogados hasta el
costo del traslado a una nueva casa.
Es posible que
tu familia no pueda permitirse todas las cosas a las que estabas acostumbrado
antes del divorcio. Este es uno de los cambios complejos que suelen estar
asociados al divorcio. También puede haber cambios positivos, pero la manera de
afrontar los cambios estresantes depende de tu situación, tu personalidad y la
red de contención que tengas.
Qué pueden
hacer los padres y los adolescentes para que el divorcio resulte más llevadero
Intentar que
reine la paz. Hacer frente a un divorcio resulta más fácil si los padres se
llevan bien. Es especialmente duro para los adolescentes ver que sus padres
discuten y se pelean continuamente o actúan con resentimiento entre sí. Aunque
no puedes hacer gran cosa para influir sobre el comportamiento de tus padres
durante el divorcio, puedes pedirles que hagan todo lo posible por dar una
tregua a las peleas y a las cosas desagradables que se dicen el uno al otro.
Independientemente
de los problemas que se haya tenido que enfrentar una pareja, como padres deben
manejar las visitas de forma pacífica para minimizar el estrés que puedan
sufrir sus hijos. Manifiéstales a tus padres que, aunque sabes que todos están
bajo mucho estrés, no deseas quedar atrapado en el medio.
Ser justos. La
mayoría de los adolescentes dicen que es importante que los padres no intenten
que los hijos tomen partido. Debes sentirte libre para relacionarte con
cualquiera de tus padres sin que el otro se sienta celoso o herido, o se ponga
furioso. No es justo para nadie creer que relacionarse con uno de los padres
implica una traición hacia el otro ni que la felicidad de uno de ellos depende
de ti.
Si a los
padres les cuesta dejar de lado el resentimiento o el enojo, o si están
deprimidos por los cambios que trae aparejado el divorcio, pueden pedir ayuda a
un consejero o terapeuta. Esto puede ayudarlos a superar el dolor que provoca
el divorcio, a encontrar la felicidad personal y a aliviar el peso que puede
recaer sobre los hijos. A los niños y adolescentes también puede resultarles
beneficioso consultar a un terapeuta familiar o a otra persona especializada en
ayudarlos a superar el estrés de la ruptura familiar. Aunque al principio te
parezca extraño hablar con alguien a quien no conoces sobre tus sentimientos
personales, conocer la manera en que otros adolescentes en tu situación
siguieron adelante puede serte de mucha ayuda.
Mantener el
contacto. Ir y venir entre dos hogares puede ser difícil, sobre todo si los
padres viven lejos entre sí. Puede ser una buena idea mantener el contacto con
el progenitor que ves menos a menudo por culpa de la distancia. Incluso un
breve mensaje de correo electrónico para decir “pienso en ti” puede aliviar el
sentimiento de añoranza. Si ambos hacen un esfuerzo para mantener el contacto
cuando están separados, podrán mantenerse al tanto de los planes y actividades
cotidianas de cada uno.
Buscar soluciones.
Es posible que desees que tanto tu padre como tu madre acudan a celebraciones
especiales, como partidos, reuniones, obras de teatro o recitales. No obstante,
quizá a uno de ellos le resulte difícil asistir si el otro está presente. Los
padres deberían pensar en solucionar este tipo de situaciones, sobre todo
porque es posible que tú necesites sentir el apoyo y la presencia de ambos de
manera especial durante la etapa del divorcio. Tal vez se te ocurra alguna idea
para llegar a un acuerdo o a una solución para este problema y podrías
comentársela.
Hablar sobre
el futuro. A muchos adolescentes de padres divorciados les preocupa que puedan
verse afectados los planes para su futuro. Algunos temen que el costo del
divorcio (los honorarios de los abogados y los gastos de dos hogares) suponga
una pérdida del poder adquisitivo y les impida ir a la universidad o realizar
otras actividades.
Escoge un buen
momento para hablar con tus padres sobre lo que te preocupa, cuando haya tiempo
suficiente para sentarse con uno o con ambos para hablar sobre la manera en que
te afectará el divorcio. No tengas miedo de provocarles más estrés; sólo
intenta elegir un momento propicio para hablar cuando todos estén tranquilos.
Es mejor que hables de tus inquietudes en lugar de guardártelas y dejar que se
acumulen las preocupaciones o el resentimiento. La mayoría de los problemas
tienen solución y existen consejeros y terapeutas que pueden ayudar a los
adolescentes y a sus padres a encontrar esas soluciones.
Descubrir las
fortalezas propias. ¿Cómo reaccionas ante el estrés? ¿Te enojas y te desquitas
con tus hermanos, amigos o contigo mismo? ¿O tienes una personalidad más
conformista y piensas primero en los demás? ¿Tiendes a evitar los conflictos y
esperar que los problemas desaparezcan mágicamente?
Un
acontecimiento que provoca cambios de vida, como un divorcio, puede implicar
momentos difíciles, pero también puede ayudar a descubrir los puntos fuertes de
las personas y ayudarlas a desarrollar habilidades para enfrentar situaciones
complejas. Por ejemplo, ¿cómo puedes sobrellevar la situación si uno de tus
padres habla mal del otro? A veces, puede resultar útil quedarse callado hasta
que haya pasado el momento de enojo para hablar más tarde del tema con tus
padres con tranquilidad. Tal vez, desees decirles que tienes derecho a amar a
ambos, sin importar lo que ellos sientan el uno por el otro.
Si necesitas
ayuda para descubrir tus puntos fuertes o para aprender a afrontar la
situación, pídela (tal vez puedas acudir a tu tía favorita o a un consejero
escolar). Y si te resulta difícil confrontar a tus padres, intenta escribirles
una carta. Tienes que averiguar qué es lo mejor en tu caso.
Vivir tu vida.
En ocasiones, durante el divorcio los padres están tan ensimismados en sus propios
problemas que puede parecer que tu vida está en suspenso. Además de centrarte
en tus planes y sueños, asegúrate de participar en todas las actividades que
practicas habitualmente. Cuando hay muchos cambios en casa, realmente ayuda
mantener iguales algunas cosas, como las actividades escolares y los amigos.
Si la
situación en tu casa es demasiado complicada, tal vez puedas quedarte en la
casa de un amigo o de un pariente hasta que todo se calme. Cuídate comiendo
bien y haciendo ejercicio con regularidad: ¡son dos magníficas formas de hacer
frente al estrés! Descubre qué es importante para ti: estar con amigos,
trabajar con esmero en la escuela, escribir o dibujar, o ser un excelente
jugador de baloncesto. Encontrar tu fortaleza interior y centrarte en tus
propias metas puede ayudarte realmente a reducir el nivel de estrés.
Dejarte
ayudar. Habla de tus sentimientos y reacciones en torno al divorcio con alguien
en quien confíes. Si te sientes deprimido o disgustado, deja que te ayuden tus
amigos y familiares. Estos sentimientos suelen pasar. Si no es así, y estás muy
deprimido o estresado, o si te resulta difícil concentrarte en tus actividades
habituales, pide ayuda a un consejero o a un terapeuta. Tus padres, el
consejero escolar, un médico u otro profesional de la salud pueden ayudarte a
buscar uno.
Muchas
comunidades y escuelas ofrecen grupos de apoyo para niños y adolescentes cuyos
padres se han divorciado. Puede serte de gran ayuda hablar con otros chicos de
tu edad que estén pasando por una experiencia similar.
er el lado
positivo
Siempre habrá
altibajos en el proceso, pero los adolescentes pueden afrontar con éxito el
divorcio de sus padres y los cambios que este implica. Incluso, es posible que
descubras ventajas que no te imaginabas. Muchos adolescentes descubren que sus
padres son en realidad más felices después del divorcio o desarrollan nuevas y
mejores formas de relacionarse con ellos cuando pasan tiempo con cada uno por
separado.
Algunos se
vuelven más compasivos y amables con sus hermanos menores cuando ven que estos
necesitan su apoyo y atención. Es posible que los hermanos de edades similares
formen vínculos más estrechos y aprendan a confiar más entre sí por hacer
frente juntos a los problemas planteados por el divorcio de sus padres.
Superar el
divorcio de los padres también puede aportar fortaleza y madurez. Algunos
adolescentes se vuelven más responsables o aprenden a resolver mejor los
problemas, a escuchar más a los demás y a ser mejores amigos. Al mirar atrás,
muchas personas aseguran haber aprendido habilidades para superar problemas que
no sabían que tenían y sentirse más fuertes y resistentes como resultado de la
situación que tuvieron que atravesar.
Se han hecho
muchas películas sobre el tema del divorcio y las familias reconstituidas,
algunas con finales felices y otras no. En la vida real ocurre lo mismo. Sin
embargo, la mayoría de los adolescentes que atraviesan un divorcio se dan
cuenta (a veces para su sorpresa) de que son capaces de superar con éxito esta
situación tan difícil.
Darte tiempo,
dejarte ayudar en el proceso y no perder de vista las cosas buenas de tu vida
pueden ser muy importantes.
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