1-La aparición y progresivo auge de las nuevas tecnologías ha ido paralelo al surgimiento de una nueva expresión de un viejo fenómeno: La Adicción. Telefonía móvil, videojuegos, ordenador, Internet, chats, etc...Conforman aparentemente el origen del problema.
L. es una adolescente de 15 años que dedicaba un promedio de
acceso a Internet de más de 8 horas diarias. La niña, en un proceso paulatino
pero implacable, había terminado por negarse a seguir asistiendo a la escuela,
e incluso renunciaba a salir con sus amigas. Cuando sus padres la trajeron a
consulta su patrón horario había cambiado. L. dormía durante el día y la noche
se la pasaba conectada a la red (chat). Lo más significativo: Su renuncia total
a cualquier otro tipo de actividad.
2- Descripción del problema
El ejemplo de L. pone de relieve que existen,
potencialmente, sujetos cuya conducta con Internet, u otros medios
tecnológicos, es cuando menos preocupante por el uso excesivo que pueden hacer
de ellos. Este tipo de conductas repetitivas tiene en común que resultan
placenteras en la primera fase, pero después no pueden ser controladas por el
sujeto. Al igual que ocurre con otras adicciones, el sujeto acabará efectuando
dicha conducta ya no tanto por la búsqueda de gratificación, sino por reducir el
nivel de ansiedad que les produce el hecho de no realizarla. Estaríamos, pues,
hablando de una adicción en toda regla, la diferencia es que no estaríamos
delante una adicción química (opiáceos, nicotina, alcohol, etc...) sino ante
una adicción de carácter psicológico. Ambas, desgraciadamente, suelen
manifestarse conjuntamente en muchos de los afectados.
3- Posibles causas de la adicción
Ante la pregunta más comúnmente realizada de si las nuevas
tecnologías son un riesgo potencial para la adicción, la mayoría de expertos
coinciden en señalar que dichas tecnologías no generan, por sí mismas, la
adicción. Las personas con determinados problemas previos son las que más
recurren a ellas y hacen un uso indebido de las mismas.
Los jóvenes que se encuentran en situación de riesgo son
aquellos que han crecido en un ambiente familiar poco propicio para su
desarrollo o falto de un adecuado nivel comunicativo, suelen poseer una baja
autoestima y tienden a huir de un mundo adulto que les resulta hostil,
refugiándose en las nuevas tecnologías. A ello se une, en el caso de los
adolescentes, el hecho de encontrarse en un periodo de cambios tanto físicos
como emocionales. La no aceptación de la propia imagen corporal, la baja
autoestima, la inseguridad y otros factores, pueden hacer de las nuevas
tecnologías un refugio ideal para que los adolescentes proyecten ante los otros
una imagen "más ideal" o incluso "irreal" de sí mismo para
hacerla más atractiva según los vigentes cánones sociales.
Un niño tímido por naturaleza puede encontrar en la
"privacidad" del ciberespacio un medio para liberarse de las
ansiedades que le producen las relaciones sociales diarias en contacto directo.
En principio esta actividad, dentro de unos límites, no debería suponer nada
pernicioso. La barrera de lo patológico se cruza cuando dicha conducta implica
tanto al sujeto que conduce a dependencia. La persona reduce progresivamente su
campo de intereses y sus obligaciones, de manera que la conducta adictiva
termina por acaparar su vida y no existen otras actividades gratificantes fuera
de la conducta motivo de adicción.
Es, en definitiva, la adicción, la que les impide
desarrollar sus habilidades sociales en la vida real, les hace hipersensibles a
los juicios de los demás y acrecienta su inseguridad. A partir de aquí se
desarrolla una tendencia al aislamiento, se rompen las relaciones sociales, se
produce el fracaso escolar y aparece la agresividad en ocasiones dirigida
contra los propios miembros de la familia.
4- Síntomas: ¿Cuando empezar a preocuparnos?
1-Cuando la actividad de la que sospechamos pasa a ser el
centro prioritario para la persona. Todo lo demás pasa a segundo término,
incluso actividades que antes eran placenteras como salir con los amigos.
2-Si se confirma un aislamiento del resto de la familia. Se
pasa horas encerrado en su habitación y le cuesta respetar incluso los horarios
de comida o sueño.
3-Se vuelve huraño e irascible. Discute fácilmente y no
atiende a razones.
4-Se utiliza la mentira para justificar o tapar algunas de
sus conductas. En casos extremos puede haber conductas de hurto para conseguir
dinero en el caso que lo necesite para seguir con su adicción. No reconoce que
tenga un problema. No quiere hablar de ello.
5- Consideraciones
Las nuevas tecnologías han abierto un campo de amplísimas
posibilidades a todos los niveles, la mayoría positivas. Sin embargo, entrañan
también riesgos. El problema no reside en la tecnología, sino, como ocurre con
otros ámbitos, en el uso que hacen las personas de ella. Actualmente, hay
todavía pocos estudios de naturaleza clínica, que nos puedan aportar
información vital para una mejor comprensión de todos estos fenómenos, que
siguen siendo relativamente recientes. Es de esperar que en un plazo breve,
podamos disponer de datos más exactos que nos orienten de forma más eficaz para
prevenir y mitigar la aparición de estas conductas.
6- Aproximación al tratamiento
-El tratamiento debe ajustarse a las peculiaridades de cada
sujeto y sus circunstancias, teniendo en cuenta que la mayor parte de los
afectados son adolescentes y, por tanto, sujetos a cambios orgánicos y
psicológicos que se pueden vivir con cierto estrés. Idealmente, el primer paso
requiere el reconocimiento del problema por parte del afectado, es decir,
reconocer que se "está enganchado" y que tras comprender el problema,
se adopte una actitud de motivación hacia el cambio. Se valorará la
conveniencia de la abstinencia total o la implantación de un programa
progresivo. En este último caso se podría fijar unos límites en tiempo o
contenidos.
-Como objetivo fundamental deberá prestarse especial
atención a los posibles motivos de base que han podido propiciar la adicción.
¿Tiene la persona problemas de algún tipo y el uso del ordenador u otros, le
permite una válvula de escape? ¿Hay otro trastorno clínico que se expresa
mediante esta conducta? ¿Cual es la relación con la familia y amigos?.... Estas
y otras preguntas deben ser planteadas por el clínico a la hora de estructurar
el tratamiento.
-La evaluación y el tratamiento se efectuará a varios
niveles:
1-A nivel del sujeto:
-Evaluar sus niveles de autoestima y autoimagen (aceptación
del propio cuerpo). Indagar en el terreno emocional (posible presencia
trastornos asociados: depresión, etc...). Explorar su adaptación en los ámbitos
familiar-escolar y social (manejo de habilidades sociales, relación con sus
iguales, círculo de amistades...). Una historia evolutiva puede ayudarnos a
verificar posibles conductas desadaptadas con anterioridad. Puede ser
necesario, en caso de adicción a internet, verificar los posibles contactos de
riesgo establecidos (drogas, violencia, sexo, grupos anti-sistema...).
-El tratamiento será personalizado y deberá tratar, las
diferentes áreas afectadas (mejora de la autoestima, entrenamiento en
habilidades sociales...), paralelamente al establecimiento de un programa
conductual, que suponga poner bajo control externo (padres, educadores...) la
conducta adictiva. Lo ideal es que se llegue a un acuerdo con el afectado, para
limitar en tiempo la conducta no deseada y supeditarla a la realización de
tareas positivas para el individuo pero de menor frecuencia de aparición
(estudiar, efectuar actividades deportivas, relacionarse...). En casos más
severos, puede establecerse, momentáneamente, una retirada total del elemento
adictivo aunque ello puede entrañar otros problemas. Deberá sólo hacerse bajo
supervisión profesional.
-La incorporación a terapias de grupo puede ser muy adecuada
en estos trastornos, tanto para mejorar las habilidades sociales como en la
aceptación y motivación hacia el cambio.
2-A nivel de familia:
El papel de la familia es de suma importancia en el
resultado del tratamiento. Debe diseñarse, según las características y roles de
las personas implicadas, un plan que fomente la comunicación no coercitiva y la
confianza. Es probable que se tengan que enseñar estrategias para la resolución
de problemas y ajustar el sistema de funcionamiento familiar, identificando las
personas con mayor peso en la toma de decisiones.
3-A nivel de iguales:
Establecer complicidades con alguna persona de su edad con
la que tenga una buena amistad, cuando es posible, supone el tener un aliado
importante. Estas amistades pueden servir de apoyo y acompañamiento en todo el
proceso y en diferentes ámbitos extra-familiar.
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