INTELIGENCIA EMOCIONAL
EN LA
EDUCACIÓN
EL INTERÉS Y LA MOTIVACIÓN EN EL ESTUDIO
Y EL APRENDIZAJE
MOTIVO Y EMOCIÓN: UNA MISMA RAÍZ ETIMOLÓGICA
Podemos definir a la motivación como una
orientación activa, persistente y selectiva que caracteriza el comportamiento;
la motivación es a la vez fuente de actividad y de dirección de esa actividad.
Añadamos que la actividad sustentada por una motivación tiene como finalidad el
satisfacer una necesidad o, más generalmente, resolver un estado interior de
tensión.
En este sentido, sólo aprendemos lo que
queremos aprender. Nadie nos puede obligar a aprender algo si no estamos
motivados. Por supuesto, podemos estar motivados POSITIVAMENTE (para hacer algo
que nos lleva a un premio, beneficio, gratificación) o NEGATIVAMENTE (para
eludir un castigo, un perjuicio, un daño).
Motivación y motivo son términos
estrechamente ligados. Estas palabras derivan del verbo latino motere que
significa “moverse”, “poner en movimiento” “estar listo para la acción”. De la
misma raíz proviene la palabra ‘emoción’.
Desde un punto de vista psico-físico, la
motivación es la capacidad para enviar energía en una dirección específica con
un propósito específico. Esa energía es física, emocional e intelectual. En el
contexto de la Inteligencia Emocional, significa usar nuestro sistema emocional
para:
a) Potenciar las emociones que favorecen el
aprendizaje
(alegría, entusiasmo, perseverancia), y
b) Neutralizar los estados anímicos que
obstaculizan el
aprendizaje (depresión, tristeza, angustia, miedo,
inseguridad, cólera).
Toda motivación parece constar de tres
factores básicos:
1) El DESEO.
2) El PODER. Si alguien desea lo imposible,
lo que sabe positivamente que es inalcanzable para él, no tendrá una verdadera
motivación, intensa y sostenida.
3) El DEBER. No existe meta a la que uno
pueda aspirar a llegar, sin hacer absolutamente nada. El secreto de la
motivación estriba en que uno debe poner algo de sí mismo para lograr lo que
desea. Puede tratarse del esfuerzo personal en un trabajo, en un estudio, etc.
Hay cuatro fuentes principales de motivación:
·
Nosotros mismos (equilibrio emocional, pensamiento positivo, aplicación
de buenas estrategias, seguimiento de rutinas razonables, etc.).
·
Los amigos, la familia y los colegas, en realidad, nuestros soportes más
relevantes.
·
Un mentor emocional (real o ficticio).
·
El propio entorno (aire, luz, sonido, objetos motivacionales).
En todos los órdenes de la vida la
motivación, es la clave de cualquier logro y progreso.
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