COMO PODEMOS TRANSFORMAR LA CULPA EN ALGO CONSTRUCTIVO

La culpa es una emoción que se puede manifestar tanto en una
situación pequeña como cuando nos saltamos la dieta, hasta en un hecho tan
terrible como un accidente.
Esto se debe a que la culpa no tiene una relación directa
con la situación sino con la manera en que interpretamos la situación y con la
creencia de que nuestras acciones nos definen categóricamente.
La culpa es un sentimiento que nos indica que algo no está
de acuerdo a nuestras normas morales, sociales o personales, sería como
decirnos “hice algo malo”, “no hice lo que tenía que hacer” o “he traicionado a
otros o a mí mismo”.
Éste sentimiento está acompañado por otras emociones ya que
nos genera angustia, vergüenza.
Nos recriminamos porque no hicimos ésto o aquello, nos
juzgamos como los jueces más severos y nos imponemos castigos.
Desde la mirada de la culpa somos malos, tontos, inútiles.
Es una mirada que es más destructiva que constructiva y de
aprendizaje.
Vamos perjudicando nuestra autoestima.
Sostener éste sentimiento nos agrega más sufrimiento al
propio sufrimiento, no nos ayuda a resolver el dolor de forma creativa sino que
desde su perspectiva no hay salida ni escapatoria, nos paraliza para actuar.
En la culpa hay un enjuiciamiento severo, una denigración de
la autoestima, una autodefinición categórica e inmodificable, un castigo, no
hay perdón y sin posibilidades de cambio.
Vemos que la culpa está sostenida y alimentada por diversas
creencias sobre nosotros mismos:
nos
obligamos a responder si o sí a las exigencias del entorno de forma
perfecta, nos exigimos ser perfectos,
el
hecho de tener defectos nos descalifica como personas,
no
soportamos cometer errores,
los
errores tiñen todos nuestros aciertos,
las
equivocaciones de las demás las sancionamos con rigor,
el
mundo se divide en víctimas y victimarios,
nos
cuesta perdonar y ser perdonados.
Transformación de la culpa
Hay una forma diferente de interpretar y de sentir.
Podemos transformar la culpa en responsabilidad.
Desde la responsabilidad existe la posibilidad de analizar
lo que ha sucedido y como nos hemos comportado, saber de nosotros mismos en qué
grado de conciencia estamos y aprender de la experiencia.
No tiene que ver con juzgarnos sino aceptar que no actuamos
de forma correcta y que esto se puede modificar porque hemos aprendido de lo
sucedido.
En la responsabilidad el camino es:
El
reconocimiento del propio error. Éste reconocimiento implica que nos aceptamos
como seres humanos con imperfecciones, que no somos perfectos.
La
consideración del ensayo y error como parte del aprendizaje y el crecimiento.
La equivocación no nos anula sino que nos muestra que el aprendizaje es un
proceso y no solo un resultado.
La
aceptación de la realidad, ya que muchas veces las situaciones son
producto de accidentes, de fatalidades que no podríamos evitar aunque
quisiéramos, accidentes en donde nos vemos involucrados pero que no tenemos
responsabilidad en el suceso, lamentablemente solo sucede.
No
realizar juicios de valor sino aceptación de lo sucedido. Nos damos
cuenta que la conducta que hemos tenido se debe al punto en que nos encontramos
en nuestro crecimiento personal y que no hubiéramos podido hacerlo de una forma
diferente pero que podemos aprender de ello.
La
reparación del error. Podemos realizar una acción para disculparnos,
rectificar o compensar las consecuencias que ha tenido nuestra conducta
errónea. Damos lugar al perdón tanto del otro como para con nosotros mismos.
Y
finalmente, el cambio de conciencia y conducta, ya que estamos en
continuo crecimiento, no hemos nacido como un producto terminado sino que
siempre existe la posibilidad de mejorar.
Cuando nos desprendemos de ella hay liberación, ya no
estamos atrapados.
Aquí les dejo el enlace de un cortometraje que ilustra el
sin salida de la culpa y la liberación de ella.
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